El cáncer de próstata es un padecimiento que se origina como consecuencia del desarrollo de células cancerosas en la glándula prostática, y aunque su detección podría y debería ser oportuna, la falta de una cultura en medicina preventiva, junto con los mitos y prejuicios asociados al procedimiento de diagnóstico más certero, el tacto rectal, le permiten desarrollarse hasta alcanzar altas cotas de mortalidad.
Las cifras oficiales refieren que casi 7 mil mexicanos mueren anualmente por ese padecimiento, reportándose entre 21 mil y 25 mil nuevos casos anualmente, lo que posiciona a este padecimiento como un grave problema de salud pública.
El diagnóstico de este cáncer suele ser tan tardío, que las cifras oficiales muestran que el 70% de los casos que se diagnostican están ya en una etapa avanzada, lo que conduce a unas cifras de mortalidad muy elevadas.
El sistema de diagnóstico más preciso para determinar la existencia de un posible cáncer de próstata se realiza a través de un procedimiento denominado “tacto rectal”, en el que el médico especialista busca determinar físicamente la presencia de algún bulto o cualquier situación anormal en la próstata. Otro de los procedimientos regularmente utilizados para el diagnóstico de este cáncer es la realización de un análisis de sangre para determinar la presencia de antígeno prostático específico. Si los resultados son anormales, el médico podría decidir la realización de una ecografía, una resonancia magnética o una biopsia.
El riesgo de desarrollar un cáncer de próstata empieza a aumentar a partir de los 50 años y, desde los 40 años cuando existen antecedentes familiares de la enfermedad (padre o hermanos).
Se trata de un tumor que en las primeras fases puede ser asintomático. Algunas señales de alarma que pueden aparecer, y que deberían consultarse con el especialista, son:
- Urgencia para orinar, incluso con incontinencia.
- Aumento de la frecuencia de orinar.
- Dolor y/o ardor durante la micción.
- Retraso en el inicio de la micción y disminución de la fuerza del chorro miccional o intermitencia del mismo.
- En ocasiones la uretra se obstruye por el tumor y aparece retención urinaria.
- Goteo después de orinar.
- Sensación de que la vejiga no se vacía completamente.
- Sangre en la orina.
- Sangre en el semen.
Algunos de estos síntomas pueden aparecer también asociados a otras enfermedades benignas, por lo que es necesario visitar al médico para un diagnóstico preciso.