La célula cancerosa no solo se ve sometida a una proliferación descontrolada, sino también a un desajuste del metabolismo energético de tal manera que le garantice la suficiente energía para para continuar con el crecimiento y la división celulares. Normalmente la mitocondria procesa la glucosa produciendo piruvato y dióxido de carbono vía la glicolisis, por el proceso de fosforilación oxidativa.
