Radiocirujana de CCT100
Se reconocen dos subtipos principales:
Variante adamantinomatosa: más común en niños, con componentes quísticos y sólidos, calcificaciones, restos necróticos y tejido fibroso.
Variante papilar: más frecuente en adultos, con una morfología sólida y menor tendencia a calcificaciones o cambios quísticos.
Diagnóstico
Los craneofaringiomas causan síntomas debido a la compresión de estructuras neurológicas como las vías ópticas, el parénquima cerebral y el sistema hipotalámico-hipofisario. Los síntomas más comunes incluyen alteraciones visuales, cefalea, náuseas, vómitos, retraso en el crecimiento en niños e hipogonadismo en adultos.
El diagnóstico por imagen comienza con la tomografía computarizada (TAC), que ayuda a evaluar estructuras óseas, detectar calcificaciones (frecuentes en la variante adamantinomatosa) y diferenciar componentes sólidos y quísticos. La resonancia magnética (RM) es el estudio de elección, mostrando realce heterogéneo en T1 con gadolinio e intensidad mixta en T2. Las calcificaciones se observan como áreas hipointensas, y los componentes quísticos suelen ser hipointensos en T1, hiperintensos en T2 y presentan realce periférico tras el contraste.
Tratamiento
El tratamiento quirúrgico continúa siendo la primera línea en el manejo de los craneofaringiomas; sin embargo, su resección completa se asocia con alta morbilidad, incluyendo disfunción endocrina, deterioro visual y alteraciones neurocognitivas. Esto se debe a que estos tumores presentan bordes definidos pero irregulares, con una fuerte tendencia a adherirse a estructuras neurovasculares críticas, como el hipotálamo, el quiasma óptico y las arterias del polígono de Willis.
En este contexto, la radiocirugía estereotáctica (SRS) ha emergido como una alternativa terapéutica eficaz, segura y mínimamente invasiva, especialmente útil en casos de enfermedad residual o recidiva postquirúrgica. Esta técnica permite administrar dosis elevadas de radiación con alta precisión, minimizando el daño a los tejidos sanos adyacentes.
Estudios retrospectivos han reportado tasas de control local superiores al 80% a cinco años, con una sobrevida libre de progresión entre 61% y 90%. Las indicaciones óptimas para radiocirugía incluyen:
Lesión residual o recidiva postquirúrgica;
Tamaño tumoral <3 cm o volumen <10 cc;
Separación mínima de 3–5 mm respecto al quiasma óptico;
Pacientes con alto riesgo quirúrgico o contraindicación para nueva cirugía.
Dada la proximidad de estos tumores a las vías ópticas, la radiocirugía hipofraccionada (en 3 a 5 sesiones) representa una alternativa segura, ya que permite distribuir la dosis total en fracciones, reduciendo el riesgo de neuropatía óptica sin comprometer la eficacia terapéutica.
Referencias:
Henderson, F., Schwartz, T.H. Update on management of craniopharyngiomas. J Neurooncol 156, 97–108 (2022). 10.1007/s11060-021-03906-4
Grewal, M., Spielman, D.B., Overdevest, J.B. et al. Current Management of Craniopharyngiomas. Curr Treat Options Allergy 7, 347–355 (2020). 10.1007/s40521-020-00267-