CRANEOFARINGIOMAS: UN NUEVO HORIZONTE CON RADIOCIRUGÍA DE ALTA PRECISIÓN

CRANEOFARINGIOMAS: UN NUEVO HORIZONTE CON RADIOCIRUGÍA DE ALTA PRECISIÓN

Por: Dra. Elizabeth Escobar Peralta
Radiocirujana de CCT100
Los craneofaringiomas son tumores epiteliales benignos que se originan en el conducto craneofaríngeo, con un comportamiento localmente agresivo en la región supraselar. Su cercanía al quiasma óptico, la hipófisis y las estructuras hipotalámicas plantea desafíos terapéuticos debido al riesgo de compromiso funcional. Representan entre el 2 y 5% de los tumores intracraneales en adultos y hasta el 15% en niños, con una distribución bimodal: entre los 5 y 14 años, y entre los 50 y 74 años.

 

Se reconocen dos subtipos principales:
Variante adamantinomatosa: más común en niños, con componentes quísticos y sólidos, calcificaciones, restos necróticos y tejido fibroso.
Variante papilar: más frecuente en adultos, con una morfología sólida y menor tendencia a calcificaciones o cambios quísticos.

Diagnóstico
Los craneofaringiomas causan síntomas debido a la compresión de estructuras neurológicas como las vías ópticas, el parénquima cerebral y el sistema hipotalámico-hipofisario. Los síntomas más comunes incluyen alteraciones visuales, cefalea, náuseas, vómitos, retraso en el crecimiento en niños e hipogonadismo en adultos.

El diagnóstico por imagen comienza con la tomografía computarizada (TAC), que ayuda a evaluar estructuras óseas, detectar calcificaciones (frecuentes en la variante adamantinomatosa) y diferenciar componentes sólidos y quísticos. La resonancia magnética (RM) es el estudio de elección, mostrando realce heterogéneo en T1 con gadolinio e intensidad mixta en T2. Las calcificaciones se observan como áreas hipointensas, y los componentes quísticos suelen ser hipointensos en T1, hiperintensos en T2 y presentan realce periférico tras el contraste.

Tratamiento
El tratamiento quirúrgico continúa siendo la primera línea en el manejo de los craneofaringiomas; sin embargo, su resección completa se asocia con alta morbilidad, incluyendo disfunción endocrina, deterioro visual y alteraciones neurocognitivas. Esto se debe a que estos tumores presentan bordes definidos pero irregulares, con una fuerte tendencia a adherirse a estructuras neurovasculares críticas, como el hipotálamo, el quiasma óptico y las arterias del polígono de Willis.

En este contexto, la radiocirugía estereotáctica (SRS) ha emergido como una alternativa terapéutica eficaz, segura y mínimamente invasiva, especialmente útil en casos de enfermedad residual o recidiva postquirúrgica. Esta técnica permite administrar dosis elevadas de radiación con alta precisión, minimizando el daño a los tejidos sanos adyacentes.

Estudios retrospectivos han reportado tasas de control local superiores al 80% a cinco años, con una sobrevida libre de progresión entre 61% y 90%. Las indicaciones óptimas para radiocirugía incluyen:
Lesión residual o recidiva postquirúrgica;
Tamaño tumoral <3 cm o volumen <10 cc;
Separación mínima de 3–5 mm respecto al quiasma óptico;
Pacientes con alto riesgo quirúrgico o contraindicación para nueva cirugía.
Dada la proximidad de estos tumores a las vías ópticas, la radiocirugía hipofraccionada (en 3 a 5 sesiones) representa una alternativa segura, ya que permite distribuir la dosis total en fracciones, reduciendo el riesgo de neuropatía óptica sin comprometer la eficacia terapéutica.

Referencias:
Henderson, F., Schwartz, T.H. Update on management of craniopharyngiomas. J Neurooncol 156, 97–108 (2022). 10.1007/s11060-021-03906-4
Grewal, M., Spielman, D.B., Overdevest, J.B. et al. Current Management of Craniopharyngiomas. Curr Treat Options Allergy 7, 347–355 (2020). 10.1007/s40521-020-00267-