En las últimas décadas, el tratamiento del cáncer ha evolucionado de manera significativa, pasando de estrategias inespecíficas como la quimioterapia citotóxica hacia terapias dirigidas y altamente personalizadas. Este cambio se sustenta en una comprensión más profunda de la biología molecular del cáncer, lo que ha permitido identificar alteraciones genéticas y vías de señalización específicas responsables del crecimiento tumoral.
